«Durante los días en que las marchas se sucedían reclamando la aparición con vida de Santiago Maldonado, no sólo desaparecían a diario jóvenes tan pobres como anónimos (pero no se alzaba ninguna voz contra esas injusticias, repitiendo un partidismo victimal para el que hay víctimas mortales más víctimas que otras). En esos días, también, se otorgaron salidas transitorias a los asesinos de Natalia Mellman, una jovencita de 15 años que sufrió lo indecible hasta morir. Pese a que la causa fue caratulada como «privación ilegítima de la libertad agravada, abuso sexual agravado y homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía y en concurso de dos o más personas», los jueces alegaron que los asesinos «deben estrechar sus vínculos familiares».