«Por qué solemos olvidar de que el símbolo de la Justicia -una mujer con sus ojos vendados y con una balanza en sus manos-, además, empuña una espada? No es una omisión casual. Porque en el reino de la impunidad, se olvida que el monopolio de la venganza delegada en el Estado es un mecanismo evolutivo muy eficaz tanto para la disuasión en el grupo como también para desalentar la venganza privada.
Cuando se mata a un inocente, los platillos de la balanza son súbitamente desequilibrados por quien violó la norma. Pero nuestra Justicia desarmada, lo olvida.»