«Cuando la enfermera dental británica Laura Hill (25) llegó a Buenos Aires con un grupo de amigos a una serie de conciertos, desconocía que terminaría muerta, sin órganos y con la banda de narcotraficantes que la trajo al país huyendo el mismo día hacia Bolivia, el 1° de octubre del 2007.
Alison, su madre, se convirtió en una «mamá detective» que reconstruyó su vida, sus contactos en Buenos Aires y se entrevistó uno por uno con los miembros de la banda que cayó por narcotráfico en Gran Bretaña.»